sábado, 26 de noviembre de 2011

ADORACIÒN FUNDADORA


VIRTUDES DE  MADRE TERESA LEGA

INTRODUCCION
Mujer llena de grandes virtudes que las  practicaba   de un modo superior  al habitual, con  entusiasmo, con ardor, con generosidad, ansiosa de dar al Señor lo mejor de si. Estas  tenían algo de singular y superior  respecto a las normales en las buenas religiosas.


INVOCACION AL ESPIRITU SANTO: nº 439


  1. CARIDAD  HEROICA HACIA DIOS  Y EL PRÓJIMO

Desde muy joven la sierva de Dios demostró amar intensamente a Dios y al prójimo, no obstante sus propias debilidades  “con la voluntad decidida a inclinarse continuamente hacia EL, a buscarlo en todas las cosas, a preferirlo sobre todas, para amarlo intensamente, con todas las fuerzas del alma”.

Sin embargo no se vana gloria “Lejos de desalentarme, el constatar mi miseria aumentaba aún mas el deseo intenso de relacionarme con Dios, por que EL se revelaba también a medida de mis propias condiciones, los proyectos de sus grandeza y bondad”.

Mediante la fe viva y la esperanza segura, deseó desde su juventud pertenecer totalmente a Dios y al prójimo. Por amor al prójimo fundo el instituto y no reparo en sacrificios para rescatar a las niñas. Rezaba donde podía por la salvación de los pecadores; la misericordia y la compasión hacia los pobres la indujeron a dejar las comodidades y a emprender su obra.

Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros”. (Jn 13,34-35).

¿A que cosas hemos renunciado por amor a Dios?


Canto: AMAR ES ENTREGARSE

Amar es entregarse,
olvidándose de sí,
/buscando lo que al otro
pueda hacer feliz/.

Est.  ¡Qué lindo es vivir para amar!
        ¡Qué grande es tener para dar!
        /Dar alegría y felicidad,
        darse uno mismo: eso es amar/.
Si amas como a ti mismo,
y te entregas a los demás:
/verás que no hay egoísmos
que no puedas superar/.

Momento de silencio


2.  LA  FORTALEZA

Es  la virtud moral sobrenatural que refuerza al alma en el seguimiento a Cristo, sin permitir que esta se turbe por el miedo o  por el temor. La sierva de Dios practico permanentemente la virtud de la fortaleza de ánimo dirigida a la búsqueda del bien; resistió al proyecto de su madre que le había asignado un buen partido para el matrimonio cuando había ya decidido consagrarse totalmente a Dios en su corazón; del mismo modo resistió a las presiones bastante insistentes y fuertes que la disuadían para retirarse del monasterio para abrir el nuevo instituto. Fue una mujer fuerte que no se asusto nunca ante las dificultades.
Poseía un verdadero heroísmo para soportar los dolores y las enfermedades: el sufrir por Jesús en unión con el, culminaba siempre en actos de fe y de amor.

“Las fuerzas de mi alma eran dirigidas a Dios y concentradas en EL, y  EL me ocupaba totalmente”

Momento de silencio


Canto:  Cristo está conmigo n. 248



3.  OBEDIENCIA

La obediencia y la humildad son hijas de la pobreza de espíritu, la sierva de Dios ha ejercitado la obediencia y la humildad constantemente y con alegría “sentía  un solo deseo: cumplir la voluntad de Dios y agradarle en todas las cosas. Por ello amaba intensamente la obediencia y con gusto me sometía a ella”

 “Y decía: ¡Abbá, Padre!; todo es posible para ti; aparta de mí esta copa; pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieras tú.”. (Mc 14, 36)

 Momento de silencio


 4  HUMILDAD

Una humildad simple, sentida, profunda que se manifiesta en cada una de sus acciones y palabras .Es  esta humildad heroica la que le hace sentir la necesidad de atribuir cada uno de sus logros expresamente al dador de todo bien y de culpar  sus pecados he imperfecciones por cada uno de sus fracasos.

Rezamos juntas el salmo 130


Señor, mi corazón no es ambicioso,

ni mis ojos altaneros;

no pretendo grandezas

que superan mi capacidad;

sino que acallo y modero mis deseos,

como un niño en brazos de su madre.

Espere Israel en el Señor

ahora y por siempre.

Momento de silencio


Canto:   HIMNO A LA FUNDADORA  (pag. 1 LC)


viernes, 25 de noviembre de 2011


DUITAMA - BOYACÁ


DEJATE ABRAZAR DEL AMOR DE DIOS.
ANIMATE DALE TIEMPO Y GANAS A TU CREADOR

ADORACIÒN FUNDADORA


DIOS   SE  REVELA  EN  NUESTRA  HISTORIA


 INVOCACION AL ESPIRITU SANTO

 El rostro de  Dios se  revela en   la historia de la  Venerable Sor María  Teresa Lega  y en la experiencia   del  misterio de la  Redención.  El  proceso de este camino pasa  necesariamente por la experiencia histórica que permite  que   la  revelación de Dios  llegue  a  realizarse,   a  esto  se  agrega una mirada más  profunda sobre las  vivencias interiores como lugar  y espacio de un crecimiento y la comprensión  de lo  que somos   frente a  Dios.


 EXPERIENCIA DE  DIOS

 PRIMERA  ETAPA:     

En casa se me enseñaba la doctrina cristiana, pero de una forma tan torpe y burda que no solo no gustaba de los misterios divinos que encerraba, sino que sentía tal aburrimiento que para mí no había mayor castigo que ser llamada a recitar las oraciones o la doctrina.
Si las cosas de nuestra santa religión me hubieran gustado tanto como los cuentos que aprendía al mismo tiempo, yo habría evitado el mal al que me abandoné movida por mi impulsivo talante y seguido el camino de la virtud de la que durante todo ese tiempo lo ignoraba todo, incluso el nombre.
Pese a mi desinterés por la doctrina cristiana, me quedó grabada la existencia y el hecho de ser Dios Creador y Señor de todo el universo. Creía firmemente en esta verdad y al observar todas las cosas sorprendentes que se presentaban ante mis ojos tanto en el cielo como en la tierra, pensaba y me decía: “¿Quién hizo todas estas cosas tan maravillosas...? Nadie más que Dios omnipotente puede haberlas hecho, por sí solas, no pueden existir”. Asimismo me quedó grabado el eterno castigo del Infierno que este Supremo Señor y Creador tiene preparado para los malos y el Paraíso lleno de alegría destinado por Él a los buenos. También creía en esas verdades, pues me parecían muy razonables y dignas de la sabiduría y justicia de Dios.
Por eso, al ver en mí tanta maldad, estaba segura de que sufriría las penas eternas del Infierno. Por añadidura una criada me decía que seguro que iría al Infierno. Me lo decía con buenas intenciones, ya que lo hacía para que pusiera fin a mis continuas impertinencias, especialmente a la cólera, a la que veía que me abandonaba con frecuencia. Pero entonces yo más encolerizada que nunca, persuadida de ir realmente al Infierno, le respondía: “No hace falta que me lo digas, ya lo sé”. Esta convicción me hacía ser más mala y caprichosa y, de hecho, para mí era una especie de Infierno que me producía una pena continua y no me hacía gozar de un momento de paz y de verdadera alegría, aunque tuviese muchas ocasiones de divertirme en mi hogar. Iba de mala gana y con gran desagrado a clase de una acostumbraba a abismarme en el pensamiento de una eternidad infeliz y me producía una pesadumbre y un desasosiego indescriptible pensar siempre en esas penas y tormentos, sin jamás salirme de ellos. Asimismo tomaba en consideración la dichosa eternidad del Paraíso, y ese continúo gozar y esa felicidad infinita me producía angustia y pesadumbre a la vez, pues pensaba que no participaría nunca de aquel júbilo. Aquellas reflexiones, unidas a mis otras continuas penas, a los disgustos que sufría por mis continuos castigos y a los males que me producían mis juegos y alboroto desmesurado, convertían, a mi entender, en realmente mísera mi existencia de aquellos años. Me parecía que había nacido sólo para ser infeliz y me quejaba a Dios diciéndole: “¿Acaso, Señor, me has creado para ser infeliz y desgraciada...?” Solía repetirlo sea cuando estaba en la escuela angustiada por mis pensamientos, sea en el patio de mi casa mirando al cielo, donde creía realmente que estaba Dios que oía las lamentaciones que le dirigía.En los años de mi infancia, es decir, hasta los trece años, en que tuve la suerte de que me llevaran a educar al Monasterio, por desgracia mantuve mi corazón vagando por las vanidades del mundo y separado del Señor experimentando desde esa tierna edad…


Reflexión: Qué imagen y experiencia di Dios descubrimos en esta etapa de la vida de la Fundadora?


SEGUNDA  ETAPA

 En esta  segunda  etapa  se   delinea  y se aclara  el  sentido de Dios, su existencia y percepción no  como  algo abstracto sino  como una relación personal e integradora.  Se  encendía  en ella  un profundo deseo de conocerlo siempre más , “verlo” y “tocarlo”.  Se   podría  decir  que   Dios  se  revela a Sor teresa como alguien  que quiere hacerse  conocer de  sus creaturas.

 La experiencia adquirida después hace que lo crea así, pues recién llegada al Monasterio se me enseñaron, con el verdadero espíritu del Señor y como es debido, las cosas de la Religión. Me gustaron tanto que en ellas puse todo mi amor y empeño.

Tras haberle expuesto mis penas, sentía el deseo de ver a este Dios Creador y Señor del universo, y me atrevía a decirle suspirando y mirando fijo al cielo: “¡Oh si pudiera verte gran Dios! ¡Haz que te vea!” Mientras iba diciéndolo, recuerdo que de pronto escuché una voz dentro de mi alma que me decía: “¡Me verás...! ¡Me conocerás...!”Al mismo tiempo mi certeza de que esto se cumpliría sin entender cómo, llenaba todo mi ser de una inexpresable alegría. Pienso que tal como Santa Isabel sintió a San Juan exultar en su seno al acercársele Jesús llevado por la Virgen María en su vientre, así yo sentía exultar mi corazón al oír esa voz.
Al empezar a conocer de algún modo al Señor y su amor por mí tras la Sagrada Comunión, anhelé corresponderle con todo el amor de mi corazón. Fue entonces cuando, por la felicidad que sentía yendo hacia el Señor y estando unida al Él, comprobé que era verdad la máxima que fuera y lejos de su Dios ninguna criatura encuentra la paz y la verdadera dicha. Las penas que se mezclaban con mi felicidad se debían a que a veces me sentía como dejada de la mano de mi divino Señor, por no sentirle cerca de mí con los dulces efectos de esa amable presencia que solía disfrutar habitualmente. Transcurrido alrededor de un año y medio en el Monasterio, cabe suponer que las faltas que cometía pese a mis buenos propósitos provocaban que el Señor me abandonara, y así era, habida cuenta de mi mayor conocimiento de Él y de lo que podía disgustarle.
Me hacía sentir su divina presencia en cualquier lugar y tarea, y en especial en la oración en la que empleaba el tiempo que tenía, pero sin entender en absoluto este ejercicio, en el que no me preparaban especialmente, por lo que, sin método y sin saber qué tenía que hacer al principio, a la mitad o al final, me ponía ante el Señor empezando a adorarle con un íntimo sentimiento de fe y a reconocerle como un ser incomprensible, infinitamente bueno, amable, rico, poderoso... sin imaginarle de ninguna manera. Con frecuencia su divina presencia prevenía estos actos de fe y de adoración y me encontraba de inmediato unida y próxima a la majestad del Señor que con la fe imaginaba siempre a mi lado observando mi interior y mi exterior. Esto para mí era suficiente para continuar mi oración que, de todos modos, hacía con mucho gusto y deseo de no interrumpirla jamás, máxime cuando al continuarla sentía despertar en mí el entusiasmo de un gran amor a Dios y el deseo de unirme a Él y de asemejarme a su divina perfección dentro de las posibilidades de la mezquindad y pequeñez de mi ser.

  
Reflexión :  Qué imagen y experiencia di Dios descubrimos en esta etapa de la vida de la Fundadora?


Proclamamos  el  salmo 103 entre varias  solistas   y cantamos  un estribillo: Yo creo en el amor de Dios …..


TERCERA  ETAPA

En el centro de su experiencia destaca "el ardiente amor al bien amado Crucifijo" como fuente inspiradora de su caminar, motivo para superar las dificultades y las incomprensiones que se fueron presentando y fuerza para aceptar la inseguridad de la pobreza y la falta de apoyos humanos. El crucifijo continúa siendo para ella su libro de estudio del que aprende a vivir, a amar, a servir a quien está desamparado y en el que encuentra su identidad de persona amada y estimada por Dios.

Tras mi ingreso en Religión, al pensar en esto lo he considerado como un favor especial de mi amantísimo Señor que no solo quería darme una señal de mi salvación eterna, sino presagiar que me convertiría en su esposa y las comuniones que su infinito amor me habría concedido más adelante, a pesar de mis muchas infidelidades. ¡Oh mi Supremo Amor, qué bien se ha cumplido el presagio! ¡Oh cómo y cuántas veces te has hecho ver y conocer por mí como un Dios omnipotente, amante y sumamente misericordioso, aunque habrías tenido toda la razón para esconderte de mí y aborrecerme! La consecuencia de mi ingratitud opuesta a tu infinito amor, Dios mío, es para mí un tormento mayor que el mismo Infierno que tantas veces merecí por su causa. De esta semejanza y unión hablaba con mi divino Señor con gran confianza e intimidad abandonándome a Él como en el regazo de un amantísimo Padre, en el que, sin hacer otra cosa, reposaba para amarle ... La búsqueda de esta divina semejanza se basaba antes de todo en conocer y descubrir mis errores, vicios, pasiones y malas costumbres, de cuya fealdad, confusa y apenada, declaraba a mi divino Señor que me despojaría para revestirme de las virtudes, sobre cuya belleza y utilidad reflexionaba mirando las perfecciones divinas, fuente de toda virtud.
Asimismo, no dejaba de atribuir al Señor todos los beneficios repartidos por Él a sus criaturas tanto en la Creación como en la Redención, y cada uno me hacía admirar la inmensidad de su amor hacia los seres humanos, sobre todo por haberles dado su unigénito Hijo por Redentor y Maestro, y haberle por ello expuesto a inmensos sufrimientos y a la muerte de cruz que Él soportó con infinito amor por la salud de todas las criaturas. Me detenía sobre todo a considerar uno por uno los misterios de la pasión de este divino Verbo encarnado. Esto era lo que más me movía al bien, puesto que la visión de los sufrimientos y el amor de este Verbo encarnado despertaban en mi corazón un cada vez más vivo deseo de alejarme de todo aquello que se oponía a este santo Amor, para seguir sólo lo que podía convertirme en más aceptada y similar a Él. Otra gracia muy especial fue cuando un día me sentí embargada por un extraordinario amor y estima por la pureza. Aquel sentimiento me convirtió en otra criatura muy diferente de la que era antes, tanto es así que yo misma me sorprendía con esta nueva transformación, advertida incluso por las demás que trataban de averiguar la causa de este cambio tan sorprendente, cuyo origen y motivo mantenía ocultos en el fondo de mi corazón. Este amor por la pureza me producía cierta paz y una dulce alegría que me empujaban a un súbito arranque de amor a Dios, el único al que sentía que tenía que dedicar mi vida y que quería tener dentro de mí para yo también poder decir: “Ya no soy yo que vivo, es el Señor que vive y actúa en mí”.Sentía un gran respeto hacia todas las criaturas, más no temor de ninguna. Las miraba y amaba a todas en Dios, como si fueran su viva imagen, por lo que era más complaciente, caritativa, tolerante, comprensiva con ellas y dispuesta a alabar sus virtudes de las que me complacía como si fueran mías.
Me imaginaba su inmensa caridad para con los hombres y especialmente para conmigo, su gran bondad, sabiduría, omnipotencia, riqueza y todos los demás atributos que constituyen su
Ser Divino y dan regla a los que dependen de Él por haber sido creados por Él junto con todas las cosas que existen. Me entretenía en el misterio inefable de la Encarnación de su Verbo divino, en su Nacimiento divino, en su infancia, en los valiosos años de su vida y muy en especial en los misterios de su dolorosa Pasión y muerte ignominiosa. Mi corazón quedaba siempre impresionado por las cosas que mi Maestro Divino me revelaba de sí mismo y de la virtud, dado que lo hacía con una luz, suavidad y claridad que mi presente oscuridad hace que me resulte más difícil expresar.
Me siento unida y sólo me apoyo en la misericordia de Dios que, hoy por hoy, lo es todo para mí y representa todo mi bien. ¡Unida a esta Misericordia divina no temo el abandono de todas las Criaturas, ni sus desprecios, antes bien, deseo que me abandonen todas para poder unirme y estrecharme cada vez más a esta misericordia de mi Dios. La noche antes de dicha solemnidad de María, 7 de septiembre, en que se celebraba el aniversario de mi toma de hábitos, fue aquella noche beatísima en que el Señor me participó la conocida Cruz y empezó a hacérmela gustar con las penas intensísimas que la siguieron….La misma Cruz de Jesucristo con todos los instrumentos de su pasión fueron puestos ante mí y se me dijo: ¿tu quieres ser clavada a la Cruz de Jesús y participar de los tormentos de su amarguísima Pasión?....Ante tal visión y exhibición me sentí salirme de mi misma por la satisfacción, y caí extendida ante el Venerabilísimo Signo de la Cruz. El conocimiento de las maravillas del sufrimiento, que tenían implícitas, me enamoraban y me empujaban a decir: Si quiero ser clavada a la Cruz de Jesús y expirar como Él entre tormentos. Me hizo entender que mi deuda consistía en darle todo sin reservas....pero también quería que estuviese a través del amor siempre unida a Él en las obras, que quería sólo para sí en cada cosa... Que no debía dejar pasar ninguna ocasión con la que pudiese mostrarle mi amor con el sufrimiento para sacrificarme en todo momento en la Cruz con Él.
Oí de repente una voz que me decía cariñosamente: “La cruz sea tu guía. Ésta te conducirá con seguridad y sustituirá toda ayuda humana!” ¡Qué extraordinaria alegría me aportaron las palabras de mi amantísimo Salvador! ¡Qué valioso me mostraban el sufrimiento: veía en él todo bien y felicidad.

 “Mi dulce Jesús, para amar  recta y constantemente a las criaturas me enseñaste a mirarlas a través de la santa apertura de tu costado ¡Cómo te ofende, mi buen Jesús, quien no ama por amor tuyo a todas las criaturas que tú amas tan apasionadamente, incluso las más miserables y pecadoras! No valen ni pretextos ni razones para evitar a ninguna, mientras Tú las has buscado a todas. Te has esforzado, has sufrido y has dado con infinito amor tu valiosa vida por todas, derramando hasta la última gota de sangre que te quedaba después de la muerte para curar a las enfermas, recuperar a las perdidas, infundir valor a las tímidas, educar a las ignorantes, para salvarlas a todas y para compartir con ellas tu misma felicidad.   Oh Dios de amor, considerando el infinito amor que sientes por cada una de tus criaturas ¿acaso seguirá frió mi corazón amándote?”


Iluminación  Bíblica:    1Juan 4,7-21

  Reflexión :  Qué imagen y experiencia di Dios descubrimos en esta etapa de la vida de la Fundadora?

Cuales son las diferentes imágenes y experiencia de Dios que he tenido a lo largo de los años, que cambio han ocurrido en mi?


 Momento de  silencio para   reflexionar sobre nuestra propia  experiencia.

 Hacemos   resonancia  de  lo que nos llamó la atención.


  Canto   








Significado del Adviento

La palabra latina "adventus" significa “venida”. En el lenguaje cristiano se refiere a la venida de Jesucristo. La liturgia de la Iglesia da el nombre de Adviento a las cuatro semanas que preceden a la Navidad, como una oportunidad para prepararnos en la esperanza y en el arrepentimiento para la llegada del Señor.

El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa penitencia.

El tiempo de Adviento es un período privilegiado para los cristianos ya que nos invita a recordar el pasado, nos impulsa a vivir el presente y a preparar el futuro.

Esta es su triple finalidad:

- Recordar el pasado: Celebrar y contemplar el nacimiento de Jesús en Belén. El Señor ya vino y nació en Belén. Esta fue su venida en la carne, lleno de humildad y pobreza. Vino como uno de nosotros, hombre entre los hombres. Esta fue su primera venida.

- Vivir el presente: Se trata de vivir en el presente de nuestra vida diaria la "presencia de Jesucristo" en nosotros y, por nosotros, en el mundo. Vivir siempre vigilantes, caminando por los caminos del Señor, en la justicia y en el amor.

- Preparar el futuro: Se trata de prepararnos para la Parusía o segunda venida de Jesucristo en la "majestad de su gloria". Entonces vendrá como Señor y como Juez de todas las naciones, y premiará con el Cielo a los que han creido en Él; vivido como hijos fieles del Padre y hermanos buenos de los demás. Esperamos su venida gloriosa que nos traerá la salvación y la vida eterna sin sufrimientos.

En el Evangelio, varias veces nos habla Jesucristo de la Parusía y nos dice que nadie sabe el día ni la hora en la que sucederá. Por esta razón, la Iglesia nos invita en el Adviento a prepararnos para este momento a través de la revisión y la proyección:

Revisión: Aprovechando este tiempo para pensar en qué tan buenos hemos sido hasta ahora y lo que vamos a hacer para ser mejores que antes. Es importante saber hacer un alto en la vida para reflexionar acerca de nuestra vida espiritual y nuestra relación con Dios y con el prójimo. Todos los días podemos y debemos ser mejores.

Proyección: En Adviento debemos hacer un plan para que no sólo seamos buenos en Adviento sino siempre. Analizar qué es lo que más trabajo nos cuesta y hacer propósitos para evitar caer de nuevo en lo mismo.
Algunas ideas para vivir el Adviento

¿Qué comprende?

El adviento comprende las cuatro semanas antes de la Navidad.

El adviento es tiempo de preparación, esperanza y arrepentimiento de nuestros pecados para la llegada del Señor.

En el adviento nos preparamos para la navidad y la segunda venida de Cristo al mundo, cuando volverá como Rey de todo el Universo.

Es un tiempo en el que podemos revisar cómo ha sido nuestra vida espiritual, nuestra vida en relación con Dios y convertirnos de nuevo.
Es un tiempo en el que podemos hacer un plan de vida para mejorar como personas.

Cuida tu fe
Esta es una época del año en la que vamos a estar “bombardeados” por la publicidad para comprar todo tipo de cosas, vamos a estar invitados a muchas fiestas. Todo esto puede llegar a hacer que nos olvidemos del verdadero sentido del Adviento. Esforcémonos por vivir este tiempo litúrgico con profundidad, con el sentido cristiano.
De esta forma viviremos la Navidad del Señor ocupados del Señor de la Navidad.

Tere Fernández del Castillo
Fuente: Catholic.net



jueves, 24 de noviembre de 2011

CIRCULAR ADVIENTO 2011


Carta circular  n. 41                                        ¡Paz y bien!


 Queridas hermanas,

Por gracia empezamos el camino litúrgico del adviento, tiempo de espera en preparación a la solemnidad de la Navidad, tiempo que educa sobre todo a la esperanza fuerte y paciente, que ayuda a aceptar la hora de la prueba, que lleva a acoger cristianamente la hora de la persecución y a vivir el abandono en Dios, en espera que se realice ya aquí Su promesa: “todos los confines de la tierra verán la salvación de nuestro Dios” (Is 52,10).

Esperar Aquel  que ha compartido en todo nuestro destino, menos en el pecado, es fácil, gozoso y espontáneo cuando todo está bien, pero cuando estamos en la prueba y en el dolor  es necesario buscar, elegir, abrirnos al encuentro y a la esperanza abandonándonos y confiando en Él: “Mira que estoy a la puerta y llamo: si uno escucha mi voz y me abre, entraré en su casa y cenare con él y él conmigo” (Ap 3,20).  Pero si no entra en juego la libertad, la fe y un amor purificado, el corazón puede cerrarse  neciamente a la espera pensando solo en las cosas más superficiales que son como anestésicos al vacio interior, como por ejemplo luchar por tener un permiso y por poseer aquello que nos gusta o que consideramos indispensable para estar bien…; preocuparnos más por la salud física que por la espiritual, vivir el servicio apostólico como realización de sí mismos y no para dar gloria a Dios.

Hay entonces un modo trágico de esperar: sentirse satisfecho de lo que se tiene, es decir conformarse sin desear nada más. Esto no es vida porque cada persona está hecha para el infinito y para la eternidad.

Espera de encuentro son las coordenadas de toda la vida cristiana, no basta por tanto que Jesús Resucitado esté presente en la historia de cada persona, es necesario y urgente que se le permita invitarnos a su casa, encontrarnos a lo largo de su camino, que nos pase su yugo suave y ligero para acoger la mansedumbre y la humildad, y encontrarlo Resucitado en su casa. (cfr Mt 11,28-30).

“Bendito o Señor, quien habita en tu casa”

?  Preguntémonos: ¿si tuviese un solo día de vida, a que daría prioridad para ir a Su encuentro con la lámpara encendida? ¿De qué “pequeñeces” debería liberarme?

1.        EN EL DESIERTO PREPARAD EL CAMINO AL SEÑOR, ENDEREZAD SUS SENDAS

En los días del adviento la Palabra de Dios, a través de Juan Bautista nos exhorta a cambiar: “convertíos porque el Reino de los cielos está cerca” (Mc. 4,17b).

Juan ha pagado en su persona las decisiones tomadas: perseguido, ha vivido su vocación hasta el fin con tal de anunciar y educar a la vida bella y buena del Reino de los cielos, y fijando su mirada en Jesús que pasa (cfr. Jn 1,36), invita a sus discípulos a seguirlo solo a Él. (Educar a la vida buena del Evangelio n. 25).

Todas nosotras estamos de acuerdo al decir que el profeta es creíble cuando en su vida “brillan” los hechos y no los piadosos deseos o los gestos; cuando la oración lleva a un profundo cambio en la mentalidad y en las opciones, libera el deseo de Dios y la fidelidad creativa a la vocación vivida en el servicio a los hermanos y a las hermanas que Él nos dona.

?  En una sociedad que ha descertificado la fe, que no respeta la dignidad de la persona, que no cuida las relaciones y quiere quitar del estilo de vida personal y familiar el compartir y la acogida, para que puedan volver a pedir sacrificios; y ha puesto al centro el “culto” del cuerpo, la cualidad de vida, la salud y la juventud a cualquier costo, el  prestigio y el dinero, ¿cuál es nuestra tarea? ¿Cómo cada una de nosotras, con su vida, puede proclamar: “el tiempo se ha cumplido y el reino de los cielos está cerca, conviértanse y crean en el Evangelio”? Mc 1,15

2.      DIOS ES “ADVIENTO” EL HOMBRE ES ESPERA

En María, Jesús vino al mundo y ha asumido la naturaleza humana que es  limitación y fragilidad, dolor, sufrimiento y  muerte, mientras nosotras tendemos a huir de toda esta realidad. Con su encarnación nos enseña que cada instante de la vida y cada pálpito de vida se debe vivir en plenitud en Él y con Él “…Tú Señor, tú eres nuestro Padre; nosotros la arcilla y tú aquel que nos plasmas, todos nosotros somos obra de tus manos” (Is 64,7).

Y así el adviento es el tiempo favorable para ponernos en nuestro lugar: creaturas frágiles, amadas y buscadas por Dios y redimidas en Cristo: Nunca se escuchó, ningún oído oyó, ni ojo alguno ha visto que un Dios, fuera de ti, hiciera tanto en favor de quienes confían en él” (Is 64,3).

La espera de Jesús, que ya ha puesto su morada en medio de nosotros, se entiende entre el final del tiempo y la eternidad y nos invita a velar en oración, a mantener un corazón vigilante que invoca el Espíritu Santo para que nos asemeje a Aquel que esperamos y amamos.

“He aquí: tú vienes. Esto no es ni el pasado ni el futuro, sino el presente que se va llenando de sí mismo. Siempre está presente la hora de tu venida, y si alguna vez llega a su término, nos habremos dado cuenta, aún nosotros, de que tú realmente has venido. Haz que yo viva en esta hora de tu venida para que yo viva en ti, oh Dios que has de venir. Amén”  (K. Ranher, Palabras al silencio)

?        Cada día, para quitarme de la disipación, transcribo los pensamientos y los propósitos; examino los sentimientos intolerables, los juicios, para darme cuenta de que está llena mi vida.  Luego cada tarde verifico la autenticidad de mi espera considerando si las opciones hechas en la jornada son conformes a la llamada del Señor y a la misión que me  ha sido confiada en la obediencia.

3.      DIOS HABITA DONDE SE DEJA ENTRAR…

Desde la eternidad cada una de nosotras ha sido creada para poder “contener”, un día, al Dios del cual somos imagen. Él nos ha dado la vida, que para ser tal debe permanecer unida a Aquel que es la fuente. Con temor y temblor acojamos el deseo de Dios que nos está buscando; vayamos a su encuentro en la verdad de nuestra historia personal y repitámosle: “mi vida tiene sed de ti” (Cfr. Sal 63,2b); Tú eres mi esperanza y mi confianza Señor desde mi juventud (cfr. Sl 71,6b).

El Señor ciertamente no se hace esperar; Él siempre está a la puerta, llama y espera (Cfr. Ap 3,20):

Nuestra tarea es aquella de abrirle el camino, el corazón y la inteligencia!

Consideramos seriamente que con la consagración religiosa, nos hemos comprometido a vivir cada día “el Heme aquí” en un sí alegre y constante (Cfr. Const. 3), en la novedad de vida y de presencia (cfr Cost. n165. 182) de quien se siente creado y recreado por el Espíritu, hasta asemejarse siempre más a Jesús (cfr Cost. n2).

Siento profundo dolor cuando algunas entre nosotras vivimos el compromiso y la exigencia de los votos, profesados libremente, más como un peso que como un don (cfr Cost. n. 34; 122; 133; 134,147). Los consejos evangélicos expresan la totalidad de la consagración a Dios cuando son una opción de amor libre y liberadora y testimonian la autenticidad de nuestra adhesión a Cristo si son vividos en la alegría. (cfr Cost. n.1;25;40;125;136;147). 

La castidad nos hace sentir amadas por el Señor; con la pobreza testimoniamos que la única riqueza necesaria es Dios; la obediencia es sumisión de la propia voluntad a Dios en la persona de una superiora. Es ilusorio pensar que somos pobres y castas sin la obediencia porque para vivir con Cristo es necesario morir a la propia voluntad! Entonces, por qué refutamos cuando somos llamadas al compromiso de vivir los votos?

?   Preguntémonos: si me quedaran solo 15 días de vida, qué cosas cambiaría en el modo de pensar y vivir los votos religiosos? Cómo vivir el servicio de autoridad y de obediencia al cual soy llamada?

“Estamos seguras que la dignidad y le eficacia de nuestra vida apostólica no depende tanto del servicio que se nos ha confiado para desempeñar, sino de la intensidad de nuestro amor a Cristo, que es don para los hermanos en la ofrenda de nosotras mismas”? (Cost. n.186).

Durante toda la vida y en cada una de sus etapas, la oración y la contemplación del corazón amante de Jesús favorece la comunión y el compartir de destino con Jesús y nos empujan humilde e indignamente, a colaborar en la salvación de la humanidad, como obreros de su viña. Por esto es urgente reservarse tiempos largos para la oración y para volver a pensar no solo en las motivaciones que nos han llevado a abrazar la vida de consagración vivida en fraternidad, pero también si las motivaciones que nos hacen permanecer en la familia religiosa son animadas por los valores y los ideales evangélicos, o si han sido sustituidos por otros más egoístas que nos impiden no solo donar la vida sino ser felices!

             
4.      “Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho” sal. 116

 Queridas, hagamos tesoro de cuánto nos recuerdan nuestra madre fundadora y San Francisco: “Por Jesús todo es poco, sí, todo es muy poco”, “…Nosotros hemos prometido grandes cosas a Dios, pero mejores cosas han sido prometidas por Dios a nosotras”.

Por el afecto más que materno que nos une a Dios y entre nosotras, oremos las unas por las otras para que podamos custodiar el corazón, la mente y la voluntad de las insidias del maligno que nos quieren alejar de nuestro amadísimo esposo Jesús: “es claro que se progresa por gracias, pero esto no basta porque es necesario también la lucha” (Macario l’egiziano).

Comprometámonos por lo tanto para que el óleo del amor no falte nunca en nuestros corazones y la oración incesante de sentido a cada una de nuestras jornadas para poder responder, motivadas y convencidas, a Jesús que está tocando: “…entra, oh Señor, soy tuya…, esta es tu casa”.

Pidamos a María que nos conduzca al Señor, y a Jesús que haga brillar su rostro sobre nosotros!

Con estos sentimientos deseo a todas y a cada una un buen adviento y una Santa Navidad.


                                                           Suor Lina M. Orfei

                                                           hermana y madre


Cesena, 17  novembre 2011                                                             








domingo, 6 de noviembre de 2011




GRAN BINGO: PARROQUIA SAN JOSÉ OBRERO DUITAMA..
GRANDES PREMIOS..
TE ESPERAMOS PARTICIPA ACTIVAMENTE APOYANDO LAS ACTIVIDADDES EN BENEFICIO  DEL EMBELLECIMIENTO DE NUESTRO TEMPLO.
LUGAR: AUDITORIO SANTO TOMAS DE AQUINO
HORA 6:00 P.M--
FECHA:NOVIEMBRE 19-2011
VALOR: $20000 CARTON (DOS PERSONAS)