LA ORACIÓN DE MARÍA
Oremos juntos:
«Señor, que a través del don de tu Espíritu, has inspirado a María esta oración de alabanza y agradecimiento, concéde a nosotros y a todos los pobres del mundo, que todavía escuchan esta oración y la experimentan dento de sí mismos, puedan escucharle con aquel afecto, con aquella plenitud de alabanza y de alegría con la que cantó, primero tu Madre.”
INTRODUCCIÓN
En esta ocasión de retiro mensual, nos detenemos a acompañar a María que ora, que agradece al Padre por las maravillas que realiza en ella. EL pasaje de la Visitación, seguido del canto del Magnificat y de San Lucas en el cual nos detenemos hoy para comprender como oraba María.
Leamos, meditamos, contemplemos y oremos la Palabra que el Evangelista Lucas nos ofrece en 1,39-56
En aquellos días, 39 María se puso de camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; 40 entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. 41 En cuanto Isabel escuchó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo, 42 y dijo voz en grito:
¡Bendita tú eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! 43 ¿Quién soy yo para que me visite la Madre de mi Señor? 44 En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. 45 ¡Dichosa tú que has creído!, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.
¡Bendita tú eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! 43 ¿Quién soy yo para que me visite la Madre de mi Señor? 44 En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. 45 ¡Dichosa tú que has creído!, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.
46 María dijo:
- Proclama mi alma la grandeza del Señor,
47 se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
48 porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
49 porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es Santo.50 Y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
51 Él hace proezas con su brazo,
dispersa a los soberbios de corazón,
52 derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes;
53 a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
54 Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
55 -como lo había prometido a nuestros padres-,
55 -como lo había prometido a nuestros padres-,
en favor de Abrahán y su descendencia para siempre.
56 María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.
v EL MAGNIFICAT
Busquemos primero que todo, entender el sentido del episodio en el cual se introduce la oración del Magnificat. Es un episodio para intercalar entre dos anuncios y dos narraciones de nacimiento: El anuncio a Zacarías y el anuncio a María que ocupan gran parte del primer capítulo de Lucas; la narración del nacimiento de Juan y aquel del nacimiento de Jesús que ocupan la última parte del 1º capítulo y el 2º capítulo. Entre estos dos anuncios y dos narraciones está, como intermedio, la narración de la Visitación y el canto del Magnificat, que nos hace entrar en el misterio de la psicología humana de María; nos quiere hacer entender que ha acontecido en ella, que se ha movido dentro de ella, después del advenimiento que improvisamente la ha envuelto, sin previo consentimiento, en el plan de Dios.
v ALEGRÍA Y ESTUPOR : EL GRAN SECRETO DE MARÍA
Después del anuncio del ángel, María es una persona a la cual le han consignado un gran secreto que cambia su vida, que la involucra profundamente, que la llevará a vivir una experiencia muy diferente de la que ella no se imaginaba. Lleva en el corazón este secreto y no puede contarlo a nadie. Es verdaderamente un secreto de alegría que podría llenar de gozo, sin embargo, es tambien embarazoso y doloroso. El Evangelio de Mateo nos hace entender el peso de este anuncio: como explicarle a José, su esposo, lo que ha acontecido, como hacerlo creíble, como hacer entender el misterio de Dios que se ha manifestado en Ella? María se encuentra en la situación de quien, teniendo algo grande dentro de sí, que le da alegría y a la vez es un peso, querría comunicarlo, querría hacerse entender y no sabría con quien y cómo. En esta situación penosa y dolorosa, recorre el camino hacia Judea para ayudar a Isabel.
Nos ocurre tambien a nosotros tantas veces, de tener algo dentro y no alcanzamos a encontrar a alguien a quien comunicarlo; no tenemos la confianza que alguno pueda comprender y escuchar lo que tenemos dentro, ya sea de alegría o doloroso.
v LA AMISTAD DE ISABEL DESBLOQUEA A MARÍA
María se encamina hacia la montaña de Judá y, entrando en la casa de Zacarías, saluda a Isabel. Apenas Isabel oyó el saludo de María, el niño saltó en su vientre. Isabel fue llena del Espíritu Santo y exclamó a gran voz : “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre”. Improvisamente, sin necesidad de palabra, María se siente comprendida, siente que su secreto ha sido acogido por quien podía intuirlo en el Espíritu, siente que lo que ocurrió en ella, el misterio de Dios, es interpretado por otros, es experimentado con amor, con benevolencia, con confianza. Se siente acogida y comprendida hasta el fondo y puede dar rienda suelta a la plenitud de sus sentimientos que hasta ese momento habían sido reprimidos. Ahora, que otra persona ha podido intuir su secreto, María se siente liberada interiormente y puede exclamar con gran voz lo que tiene dentro; puede expresar, a través de una amistad discreta y atenta, a través de un corazón capáz de comprenderla. He aquí, que todo irrumpe de una vez, su canto que proclama que había meditado por largo tiempo, durante el viaje. Cuanto es importante el valor de una amistad que nos comprenda y que nos ayude a desbloquearnos y que nos permita sacar lo que tenemos dentro, lo maravilloso y tambien lo negativo, para que sea expresado, sea dicho! María se expresa cantando y exaltando, porque su ánimo es pleno de alegría.
v UN CÁNTICO DE ALEGRÍA
Leyendo atentamente su cántico, vemos que María comienza con el sujeto: “YO” : mi alma, mi espíritu. Al inicio es ella misma el centro: su experiencia, su alegría. Su estallido emocional, pero, inmediatamente el sujeto cambia. “Mi espíritu exulta en Dios, porque El , de aquí en adelante es siempre Dios, ha mirado la humildad.... grandes obras ha hecho,.... su misericordia se extiende.... ha derribado a los poderosos... ha dispersado a los soberbios,... ha derribado a los potentes, ha enaltecido a los humildes... ha colmado de bienes.... ha dejado vacíos a los ricos.... ha socorrido a Israel.... se ha acordado .... .de sus promesas... La estructura del cántico parte de la experiencia personal. María grita lo que tiene dentro, “Yo glorifico a Dios, yo exulto” para describir inmediatamente lo que Dios hace. Hay una perfecta fusión entre el aspecto subjetivo, personal, la experiencia inmediata de la persona que ora y su transposición en la contemplación de la obra de Dios, en la cual la persona se siente en sintonía.
Es claro, que aunque después, María habla de sí: “grandes obras ha hecho.... ha doblegado el poder........ ha derribado a los poderosos”........ pero, todo es contemplación de si misma en el plan de Dios, en el gran Misterio de Dios en el cual ya hace parte.
NUESTRO “MAGNIFICAT” EN LA VIDA DE CADA DÍA
He aquí la oración que la página del Evangelio nos sugiere: “ Cómo tú oh Dios, eres el Dios de mi salvación? Cómo puedo yo cantar mi Magnificat? A partir de cuál experiencia de Salvación te revelas a mí como el Dios grande, el Dios del Evangelio?
¿Eres el Dios que cambia mi vida, dándole una carga de esperanza capáz de hacerme mirar mi vida y la de mi entorno con ojos diversos, colocándome de parte del Reino, de la justicia, de parte de los humildes, de parte de los pobres?
Nos debemos preguntar si cantando el cántico de María nos ponemos en la situación de aquellos que aún lo escuchan como viva realidad.
Pongamonos frente a la oración de María y preguntemonos cuál puede ser nuestro Magnificat; con cuales palabras y en lo referente a cuáles hechos podemos expresarlo; cuáles son las las grandes obras de Dios en nuestra vida que nos hace alabar al Señor.
Cada una de nosotras se llene de entusiasmo y abra el corazón para buscar los grandes momentos de Dios en su vida personal.
Pensemos en los bienes y el amor que hemos recibido de parte de los demás, en los encuentros que nos han llenado de alegría y de fe, desde el bautismo hasta la experiencia de este día, en nuestro encuentro común con el Dios de la Salvación, con el Dios que nos salva, con el Dios que despedirá a los ricos con las manos vacías y llenará de bienes a los desamparados; en primer lugar a nosotros, desamparados y pobres, y después a tantos otros que lo escuchan.
Pensemos en los bienes y el amor que hemos recibido de parte de los demás, en los encuentros que nos han llenado de alegría y de fe, desde el bautismo hasta la experiencia de este día, en nuestro encuentro común con el Dios de la Salvación, con el Dios que nos salva, con el Dios que despedirá a los ricos con las manos vacías y llenará de bienes a los desamparados; en primer lugar a nosotros, desamparados y pobres, y después a tantos otros que lo escuchan.
Preguntemonos, por cuáles penas y alegrías secretas nos libera el encuentro con Dios y el encuentro con los demás. Preguntemonos cuales realidades grandiosas surgen para cada uno de nosotros si nos ponemos de parte de la esperanza del Reino, y que nos pide Dios si elegimos estar de parte de los pobres.
[1] Ho arricchito con alcune considerazioni personali alcune riflessioni di C.M. MARTINI, Itinerario di Preghiera Con l’Evangelista Luca, Ed Paoline, Roma, 1983, p. 65-69.
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