sábado, 30 de julio de 2011

HORA DE ADORACIÒN

POR JESUS TODO ES POCO

Canto de exposición

G: Estamos invitadas hoy a meditar la profunda adhesión de la Fundadora a Jesus crucificado en donde encuentra valor y fuerza a lo largo de toda su vida. La fidelidad a Cristo, durante las tribulaciones, le permite buscar a Dios en todo y cumplir su voluntad hasta el final.

Invocación al Espíritu Santo  (entre solista y asamblea)

Espíritu Santo, Tú que eres viento: llévame donde quieras.
Tú que eres brisa: déjame respirar lo nuevo.
Tú que eres fuerzas: levántame del suelo.
Tú que eres vida: dame pasión por la vida.
Tú que eres luz: ilumíname con tus rayos.
Tú que eres libertad: hazme realmente libre.
Tú que eres agua viva: sacia mi sed.
Tú que eres Dios: regálame la gracia de mirar más allá de las apariencias.
Tú que eres respuesta: dame fuerza para decir sí al Padre, al Hijo y a Ti Espíritu Santo.


  EN ESCUCHA DE LA ´PALABRA

G: Los apóstoles fueron testigos que seguir a Cristo, conlleva el camino de la cruz, en donde es necesario gloriarse en los sufrimientos para identificarse a Jesus crucificado.

L1: Lectura de la segunda carta del apóstol San Pablo a los Corintios (12,9-10)

Me ha dicho: "Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en tu debilidad." Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que habite en Mí el poder de Cristo.
Por eso me complazco en las debilidades, afrentas, necesidades, persecuciones y angustias por la causa de Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.
L2: Lectura de la primera carta del apóstol San Pedro  (4,12-13)

Amados, no os sorprendáis por el fuego que arde entre vosotros para poneros a prueba, como si os aconteciera cosa extraña.
Antes bien, gozaos a medida que participáis de las aflicciones de Cristo, para que también en la Revelación de su gloria os gocéis con regocijo.

(Silencio y meditación personal)

Salmo 66  (Rezamos entre varias solistas y cantamos un estribillo)

Est.  Nada te turbe, nada te espante;
        quien a Dios tiene nada le falta.
        Nada te turbe, nada te espante;
        sólo Dios basta.

Tú nos has probado, oh Dios;
nos has purificado como se prueba la plata.
Nos metiste en la red, y pusiste apretura sobre nuestros lomos.

Hiciste que los hombres cabalgaran encima de nuestras cabezas.
Pasamos por el fuego y por el agua,
pero luego nos sacaste  a abundancia.

Venid; Oíd, todos los que teméis a Dios,
y contaré lo que ha hecho por mi vida.

A él invoqué con mi boca y con mi lengua lo ensalcé.
Si en mi Corazón yo hubiese consentido la iniquidad,
el Señor no me Habría escuchado.

¡Pero de veras Dios me ha escuchado!
El Atendió a la voz de mi Oración.
¡Bendito sea Dios, que no Echó de Sí mi Oración
ni de Mí su misericordia.




PENSAMIENTOS DE LA MADRE FUNDADORA

L3: “A lo largo de mi vida, he experimentado que las tribulaciones nos llevan a Dios y nos unen más a Él, por lo tanto, deberíamos gozar, agradecer al Señor y aceptar los sufrimientos que El nos da, como si fueran perlas preciosas". (Carta 24-10-1887).

"Sufrir para cumplir la divina voluntad, no es sufrir, sino gozar". (Autobiografía)

L4: "Las contrariedades nos dan la ocasión de multiplicar los actos de nuestro abandono a su voluntad y así seremos más agradables a nuestro Divino Esposo. Por lo tanto, lo que podemos sentir internamente, no se opone a la voluntad de Dios, más bien nos ayuda a practicar las sublimes virtudes de la resignación, y así, tener méritos para el paraíso". (Carta sin fecha).

L5: “El Señor no solo se hacía conocer en sus divinos atributos, sino también en aquel misterio de su santísima humanidad, en el que quería que yo le considerara. Más a menudo estaba en su dolorosa agonía del Huerto. Con esta visión me hacía entender mi amantísimo divino Maestro que quería reducir mi vida, llena a cada instante de sufrimientos y penas muy intensas. Para llegar a cumplir los diseños divinos y de mis deseos proponía que quería sufrir lo más posible contradiciéndome a mí misma y prohibiéndome toda satisfacción.
El Señor, por su bondad, me ayudaba a mantenerme firme en mis propósitos no dejándome impune la más mínima falta de sufrimiento, de humildad, de mortificación, de obediencia a su divina voluntad. Esto hacía que a su presencia me daba extremo sufrimiento y confusión de dichas faltas y me quitaba su propia divina presencia que no me devolvía más sino a costa de mucho sufrir...” (Autobiografía)

L3: El conocimiento de las maravillas del sufrimiento, que tenían implícitas, me enamoraban y me empujaban a decir: Si quiero ser clavada a la Cruz de Jesús y expirar como Él entre tormentos. Pero después tomando conciencia de toda la dureza del inmenso sufrimiento que habría tenido, me paraba suponiendo mi condición humana (palpitando a la idea de tanto sufrimiento) incapaz de soportarlo. Finalmente después de largas contradicciones, en esta alternancia de querer y temer, el espíritu estimulado por la Cruz de Jesucristo, y ávido de participar en sus sufrimientos, se impuso sobre la naturaleza, la cual se unió a este para pronunciar muy alto: Si escojo la Cruz; quiero ser clavada a ella; me abandono a tanto sufrimiento; el pensamiento de que Jesús duró y aguanto hasta el último amarguísimo instante, me sostiene. (Autobiografía)

L4: “Dios mío, te prometo desde ahora el sufrir gustosamente y con generosidad todo lo que tú quieras y te prometo no decir nadie, por tu amor, todo lo que sufro, tanto en el cuerpo como en el espíritu.
Acepto cualquier encargo que me venga asignado y recordando la dolorosa agonía que soportaste por mi amor en el huerto de los olivos, acepto con agrado todo lo que (me propongan y) sea contrario a mi voluntad.(Autobiografía)

(Silencio y meditación personal)

Canto

Oración final: (juntas)

“Oh mi Dios, de ahora en adelante quisiera tenerte a ti,
 como centro de mis amores, porque tú, me has creado solo para ti
y solo tú puede llenar mi corazón que hasta ahora ha sido infeliz porque ha amado todo lo contrario a Ti 
Así, es como empezaron los disgustos, los temores, las angustias, lao aborrecimientos… el no estar nunca contenta de mí;
todo esto he pasado por que nunca te he buscado seriamente.
Oh, mi Dios! me he sentido hasta ahora tan infeliz,
no te he poseído porque no te he buscado,
y no te he buscado porque nunca he pensado seriamente
que solo tu podías hacerme plenamente feliz.
 De ahora en adelante no quiero más que Ti,
Tú solo serás en centro de mi amor.
Tú me harás feliz y capaz de todo,
oh consolación, si quiero serás mío.
 Ninguno podría alejarme de Ti”

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